Este artículo fue escrito hace más de un mes. Desde entonces han ocurrido acontecimientos en relación con lo que aquí denuncio. De todos modos, mi opinión no varía y considero que mis palabras no pierden su valor con el paso del tiempo. Un saludo
Leo y oigo con pasmada cara de idiota cómo va a producirse un trasvase desde el Ebro a Barcelona para suplir la carencia de agua que la brutal sequía que azota esta comarca ha ocasionado. También se baraja la posibilidad de llevar agua desalinizada en barco desde Almería.
Ahora me toca hablar a mi: Soy uno de los casi 1.400.000 murcianos que sufrimos sequía desde hace mucho tiempo. Murcia es una región seca. Antes de 2004 estaba pactado un trasvase de agua que quitaría la sed a Murcia partiendo de la cuenca del Ebro. Fue un trasvase que no se hizo porque (siendo políticamente correcto) era muy impactante para el Delta del río donador. En su lugar, el gobierno socialista dedicó sus esfuerzos en instalar una ínfima parte de las plantas desalinizadoras que prometió en las costas de la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía. De este modo consiguió “abastecer” a las zonas afectadas por la sequía de un agua que, por supuesto, es de óptima calidad, de sabor inmejorable y que apenas vierte al mar toneladas de sal, no suponiendo esto en ningún momento una agresión al medio ambiente, y si lo hiciera, no sería para nada comparable con el daño que pudiera sufrir el Delta del Ebro.
Además, hay gente que gusta responsabilizar a los murcianos de que no llueva en su región, o al menos lo parece: Hablan (sin saber, por cierto) de la cantidad de campos de Golf que hay en Murcia. Cierto. En la Región de Murcia hay muchos campos de Golf que suponen una gran afluencia turística. Esta afluencia compone junto con la agricultura los recursos económicos la Comunidad. Además, el regadío de estos campos se realiza con agua no potable que ha sido tratada al efecto, tal como dispone la regulación para los regadíos de recreo.
En un país como España no hay cabida para pensamientos de ese calibre; pensamientos que proponen que haya desarrollo donde haya agua y que las regiones secas se vean relegadas. Esto no es justo. De hecho, se trata de un pensamiento claramente egoísta, y este egoísmo es fruto de la política autonómica cada vez más patente en España, que hace pensar a la gente que si un río pasa por su Comunidad, el agua de éste les pertenece a ellos y a nadie más.
En cuanto se refiere al ahorro de este preciado bien, afirmo con certeza que el murciano es el perfecto ahorrador de agua, al menos a nivel cotidiano. Mi convivencia con gente de otras zonas de España me ha demostrado que el simple gesto de cerrar el grifo cuando no lo utilizas es una lección que hay que enseñar todavía a muchas personas.
Si hablamos de ahorro a otros niveles de mayor envergadura, como puede ser al de una Comunidad Autónoma, me gustaría mostrar dos situaciones:
La ex-ministra Narbona nos acusó de derrochar agua en plena sequía. Según ella y movimientos ecologistas este agua derrochada es la destinada a usos recreativos de los que Murcia se sustenta, como ya he explicado anteriormente. La ex-ministra debe preferir castigar a los murcianos sin agua que llevar a término un trasvase que ya había sido aprobado, iniciado y que contaba con financiación de la U.E.
Sin embargo, ningún ministro articula una sola palabra del agua absurdamente e irresponsablemente desperdiciada en Cataluña debido al mal estado de tuberías y conductos. Claro ejemplo lo vemos en la tubería Cardedeu-Trinitat que, a su paso por Badalona pierde 216.000 litros de agua al día.
Quizás por ello el Gobierno tiene la decencia de negar que desviar parte del caudal del Ebro a través de una tubería hasta Barcelona sea un trasvase. Sería una contradicción por parte del presidente Rodríguez Zapatero, que en Aragón prometió que mientras fuera presidente del Gobierno no habría trasvase. Desde el Gobierno se han barajado varios nombres para evitar parecer “cambiantes”: De la Vega ha optado por denominar el trasvase provisión de recursos hídricos "más allá de nombres o de semántica". El ministro Corbacho dice que a esa minucia de trasvase no se le puede llamar trasvase. Montilla lo va a llamar aportación puntual de agua. Mi pregunta es sencilla: ¿Puede afirmar el político de turno que dentro de unos días, semanas, meses o años va a llover en cantidad para poder cesar la “aportación puntual”?. Al menos los barceloneses van a poder paliar su sequía con un trasvase encubierto que a nosotros, por cuestiones claramente políticas nunca nos quisieron dar. Eso sí: el trasvase de Barcelona va a ser pagado con dinero de todos los españoles, incluidos valencianos, almerienses y murcianos.
Y es que, lo peor de este asunto aparte de la escasez de agua, es la demagogia de la que todos somos víctimas.
JJ. González

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